22.5.17

Last Ten Minutes II

La obra de Antoni Muntadas, que nos interesa desde la óptica del desvelamiento de la construcción de la identidad cultural y el subconsciente colectivo, supone una indagación conceptual en la la relación de los "mass media" y la cotidianidad. Su trabajo Last Ten Minutes II (1977) está actualmente expuesta en el Centro de Arte Reina Sofía.

Montaje original para la Documenta 6 de Kassel (1977).

"The Last Ten Minutes II (Los últimos diez minutos II) es una videoinstalación realizada por Antoni Muntadas para la Documenta 6 de Kassel, un evento centrado en el papel del arte en la sociedad de los medios de masas. Confronta en tres monitores los últimos diez minutos de la programación televisiva de tres ciudades de distintos países –Washington, Moscú y Kassel–, poniendo en evidencia aquello que tienen de uniforme los medios de comunicación de cualquier lugar del mundo: la presentación de la última actualidad, la figura estereotipada del locutor, etc. A esta retransmisión le suceden imágenes de las calles y gentes de cada una de estas ciudades, tomadas por el artista. Ambas escenas ponen de manifiesto el contraste entre la diversidad humana y cultural de cada contexto, y la cotidiana emisión televisiva, que se nos muestra como un espacio homogeneizador, un «no-lugar» donde la imagen se convierte en signo desterritorializado. De este modo, Muntadas incide en el papel de la imagen televisiva descontextualizada en busca de una confrontación entre la realidad específica de cada lugar y la construcción de un paisaje mediático común. Muntadas utiliza el vídeo como lenguaje crítico, como espacio de reflexión sobre la circulación de la información a nivel transnacional y la realidad mediada, en diálogo con la especificidad geopolítica."

Lola Hinojosa

Montaje actual en el MNCARS.

Descripción de la obra original para Documenta 6.
Lo interesante de la lectura de Lola Hinojosa es la de extraer no tanto una lectura desde la construcción ideológica y cultural de los tres paradigmas de occidente de los años setenta (los Estados Unidos, Alemania y la Unión Soviética), si no la interpretación de voluntad unificadora, "una paisaje mediático común". A pesar de las realidades bien diferenciadas de las sociedades a las que las los canales televisivos representaban, su canales de televisión construyen un espacio de identidad inconcreta, una suerte de lugares comunes prefabricados. Es por tanto reveladora la visión post-propagandística de los media del capitalismo tardío,  enfocada hacia el reblandecimiento del mensaje, dulce y estandarizado, enfocado a reducir la violencia de la visión del mundo a modo de Prozac social. El posicionamiento por tanto de vivir en una sociedad en paz, que solo puede ser amenazada desde el exterior invasivo, solo es posible sobre una dibujo suave y uniforme de la sociedad occidental. En este contexto la pobreza o la exclavitud son accidentes puntuales, condición fundamental para construir una ilusoria sociedad del bienestar e igualdad social, condición necesaria para la disolución de la lucha de clases marxista. Para que nadie se sepa de una clase inferior que de sentido a una lucha por la igualdad, todos debemos poder sentirnos en la clase preferente, o al menos esa clase debe estar dibujada como accesible, alcanzable y deseable.



Descripción del montaje. Los últimos 10 minutos de la programación televisiva con secuencias de las calles de  Washington, Kassel y Moscú.