Antonio Collados, profesor de la Facultad de Bellas Artes de Granada, co-editor de Ciengramos , creador de TRN y agente fundamental de los proyectos culturales más relevantes en la cultura contemporánea granadina, se presta a formar parte de la serie de conversaciones que desde Subterritorios mantenemos con artistas y creadores con los que compartimos territorios comunes.
Nos conocimos en el contexto de Aulabierta, un proyecto que gestionabas
junto con estudiantes y profesores , que revisaba los formatos de aprendizaje
dentro de la Universidad de Granada y en el que fuiste un agente fundamental.
¿Cómo recuerdas con el tiempo ese proceso y qué conclusiones extraes sobre su
repercusión y los aprendizajes que se dieron lugar?
Presentación del libro "Acaeció en Granada". Antonio Collados junto a Miguel Benlloch |
El proyecto Aulabierta comenzó
en 2004, quizás nos conociéramos algún año más tarde, en definitiva hablamos de
una experiencia que se remonta a diez años ya. Es importante advertir esto por
muchas cosas que han venido después. Aulabierta fue el intento de crear una
comunidad de aprendizaje –dentro de la Universidad de Granada– autogestionada
por sus estudiantes. Participé en su diseño desde el inicio gracias a las
motivadoras conversaciones que mantenía con el profesor Víctor Borrego. Fue él,
desde el Vicedecanato de Cultura y Alumnos de la Facultad de Bellas Artes,
quien inspiró e impulsó la creación de equipos de trabajo entre alumnos con la intención
de dinamizar la vida universitaria. Por entonces yo era becario de
investigación FPU y gracias al sustento que me daba esta beca pude dedicar
bastante tiempo a Aulabierta. Todo lo recuerdo con bastante alegría –también
quedan algunos sinsabores–, como una experiencia que determinó todo lo que he
venido haciendo después. Aulabierta fue mi verdadera escuela –seguro que otros
amigos que participaron en ella lo comparten– sobre todo porque lo que
atravesaba todo aquello era el placer y el compromiso por el aprendizaje. Sabes
eso de que la enseñanza viene de fuera y el aprendizaje de dentro, creo que se
lo oí a Valcárcel Medina, pues en esas estábamos por esa época, en diseñar un
dispositivo crítico con los sistemas de enseñanza (la universidad nos parecía
una institución pesada, lenta y en crisis de legitimidad) e intentábamos
también ser propositivos. Nos proponíamos hacer de la universidad, de la
Facultad de Bellas Artes por lo menos, un espacio poroso, un lugar permeable al
devenir social y también a los avances técnicos y de lenguaje del propio campo
el arte. Uno terminaba la carrera y percibía cierto desfase entre lo que
estudiaba y el funcionamiento profesional real. La intención nuestra entonces era
comprometernos como estudiantes en salvar esa distancia, asumir un rol más
activo en el proceso de aprendizaje universitario. Esto nos llevó a estudiar la
“ingeniería universitaria” y a intentar encontrar intersticios por los que
poder ensayar modos y espacios de aprendizaje más abiertos y colaborativos.
Éramos bastante estrategas y creo que se consiguieron hitos difíciles de repetir.
Diseñar y autoconstruir un edificio de dos plantas entre ellos. Pero más allá
del icono arquitectónico, lo fundamental de Aulabierta, lo verdaderamente
significativo fue esa cultura participativa y colaborativa experimentada como
gesto de responsabilidad hacia nuestro propio proceso de aprendizaje, esa
inteligencia colectiva que durante cinco años ofreció una alternativa a los
procesos de mercantilización que la onda neoliberal impulsaba dentro de la
universidad. En 2011, cuando surgió el 15M, o en este proceso municipalista en
el que estamos ahora, me alegraba y me alegra ver un lenguaje y unos modos que
hace diez años ya estaban en Aulabierta. Pero claro, lo nuestro era deseo,
ingenuidad, temeridad, instinto y muchas dosis de amor. Recuerda eso que decía
Val del Omar: “Soy de Granada y soy un
instintivo, que no creo en la Universidad tal y conforme está la Universidad.
Ella representa la cultura de las letras, cultura en la que yo no creo. El
asceta debe pensar que no es hombre fuera de la sociedad. El intelectual debe
darse cuenta de que le hace falta ser acción y reacción…”. Casi ná!
Edificio autoconstruido por Aulabierta en la Facultad de Bellas Artes de Granada |
Asamblea Aulabierta, 2005 |
Aulabierta posibilitó Transductores (www.transductores.net) un proyecto que co-dirijo junto a Javier Rodrigo desde
el año 2008 y que fue posible gracias al impulso del Centro José Guerrero.
Yolanda Romero, su anterior directora, supo ver el potencial de Aulabierta para
el trabajo contextual y en red y confió en nosotros el diseño de actividades y
proyectos vinculados a las exposiciones de Antoni Muntadas (un proyecto de
micro-televisión llamado ZonaChana que diseñamos junto al artista Jorge Dragón)
o Martha Rosler (archivogranada.net, un estudio sobre el imaginario granadino
que llevó a cabo el colectivo FAAQ –vinculado a Aulabierta– del que tanto tu
como yo éramos miembros entonces). Después de esto llegó Transductores con el
que nos propusimos situar a Aulabierta dentro de una constelación de prácticas
que trabajaban entre el activismo político, la pedagogía crítica y el arte
colaborativo en el espacio público. Se trataba de encontrar las filias y las
deudas de Aulabierta, ver en qué tradiciones y bajo qué paraguas podíamos
situar este proyecto para poder entenderlo aún mejor. Hoy Transductores es un
equipo consolidado que ha llevado a cabo acciones en bastantes países y con el
que hemos procurado anudar investigación con acción. Tenemos una línea
editorial apoyada por el Centro Guerrero sobre práctica artística colaborativa
y pedagogías colectivas en la que enfatizamos además la labor de transformación
que pueden hacer éstas en las instituciones del saber. Estos proyectos me han
permitido tener una visión excéntrica de la docencia universitaria. Para mi ha
sido fundamental –y esto va en la línea de lo ensayado con Aulabierta– que el
conocimiento acumulado y las experiencias ensayadas en el campo cultural
pudieran enriquecer el trabajo en la universidad. Mezclarse incluso. Tengo
formación académica y mantengo una carrera investigadora en la universidad pero
he considerado siempre que esto debía complementarse con una trayectoria fuera,
trabajando en otros contextos y en colaboración con otras entidades y grupos.
La docencia universitaria es tarea difícil aunque muy estimulante. Bellas Artes
es además una carrera bastante vocacional y me suelo encontrar con estudiantes
muy activos y comprometidos con su trabajo. Trato de responder a los objetivos
y contenidos marcados por el programa de cada asignatura con diseños
metodológicos que motiven situaciones de aprendizaje en las que el estudiante
tenga un papel activo, donde se generen entornos colaborativos de
enseñanza-aprendizaje, en los que se interrogue la posición de cada uno frente
a problemáticas propias del campo de conocimiento y su relación con
el grupo y la sociedad en general, donde podamos llevar a cabo una crítica
propositiva e idear “artefactos” que nos ayuden a ver de manera compleja el
mundo. No quiero tampoco obviar las dificultades existentes para poder llevar a
cabo estos objetivos pero siempre he pensado que los problemas son retos de los
procesos y con el tiempo también aprende uno a saborear los fracasos. Me gusta
comentar el primer día de clase una
reflexión del artista argentino Roberto Jacoby en la que habla del carácter errático
que tiene toda experimentación. Permíteme la cita: “La noción de experimento
los inmuniza, en cierto modo, respecto de todas las acusaciones que puedan
hacerse: son tentativas que se hacen en buena medida para conocer y en buena
medida para disfrutar […] Se descuenta su carácter provisorio, de ensayo, y se
acepta con humor que, por su propia naturaleza, los experimentos están hechos
de la misma materia que el fracaso y ello no los hace menos interesantes sino
más”. También me gusta citarles a Agustín García Calvo cuando en una entrevista
se refería a su Escuela de Lingüística, Lógica y Artes del Lenguaje diciendo:
"Aquello fracasó, como fracasa todo lo que puede herir. El éxito sólo
llega a aquello que no hace daño a nadie, a aquello que sigue la
corriente". ¡Me está saliendo esta entrevista muy académica con tanta
cita!
Exposición de Transductores en el Centro Guerrero, 2009 |
Exposición de Transductores en el Museo de Antioquía, Medellín 2011 |
En cierto modo creo que el error está en calificar
ciertas formas de finalizar algo como un fracaso, porque es un fracaso pero
¿desde qué punto de vista?. Me gusta pensar cuando algo ha sido “una mierda”, y
que esa “mierda” no es más que abono, que fertiliza un campo para que surjan
otras cosas maravillosas, aunque en ocasiones el fracaso es desde todos los
puntos de vista. Es cierto que todas estas prácticas surgen de una proposición
colectiva, algo fundamental en este tipo de aprendizaje experimental, pero las
prácticas colectivas encierran en si mismas ciertas complejidades ejecutivas
que pueden ser frustrantes. Veo que aun manteniéndote en grupos de trabajo
parece que, de alguna forma, estás alejado de lo que entendemos como
colectivos.
Pues si y no. A ver, un
colectivo o la acción colectiva presupone una pérdida de identidad individual a
favor de la del grupo. Y esto es una apuesta muy interesante. Lo que pasa es que
en los colectivos, como en las redes, se dan asimetrías y la gestión es muy
compleja. Se suelen dar muchas tensiones dentro de los grupos y no es fácil la
sostenibilidad de los mismos. Si se hace un diseño, un protocolo de trabajo
que, aunque pueda ir adaptándose, deja claro desde el punto de partida el modo
en el que está cada uno en el grupo, lo que espera de él y lo que puede
aportar, y se aceptan y comparten condiciones comunes, será más fácil que el
trabajo colectivo prospere. Pero muchas veces la acción colectiva es fruto del
activismo, y el activismo tiene una velocidad que frecuentemente no permite
mantener un ritmo pausado, en el que se puedan pensar bien y madurar los
procesos. En fin, que como dices, no es fácil, e incluso puede ser frustrante,
pero por otra parte el trabajar de manera intensa con otros desde esta
perspectiva colectiva multiplica perspectivas, recursos, ideas y eso es
aconsejable experimentarlo. Siempre me
ha gustado implicarme en procesos en los que puedo compartir zonas de diálogo
con otros. Más o menos, a distintos niveles, siempre he hecho esto. Soy una
persona bastante insegura, será entonces que me da confort tener a alguien al
lado.
Por tanto podríamos decir
que te mantienes dentro de prácticas colectivas, pero no dentro de un
colectivo.
Aulabierta, Transductores,
Sobre Lab, Trn, Ciengramos, Grupo de Fe… todas estas experiencias parten del
interés por hacer algo con otros. Grupo de Fe, una editora musical vinculada a
la plataforma Trn, podemos decir que es un colectivo. Surgió hace un par de
años después de acumular muchas noches en Planta Baja. Un grupete de amigos
(Ángeles Agrela, Paloma Gámez, Patricia Garzón, Marisa Mancilla, José Piñar, Sonsoles
Pizarro y yo formamos Grupo de Fe) que nos juntamos para ir a conciertos nos
decidimos un día a ser productores, no solo consumidores musicales, así que nos
embarcamos en la creación de Grupo de Fe con el que estamos sacando proyectos
musicales de artistas plásticos. La primera referencia fue de USTED el
alter-ego del artista Chico López y la segunda, que pronto presentaremos, será
La Gitana Superdotá un proyecto también genial de Valeriano López. La idea es
esa, intentar que las redes de amistad sean productivas y generen proyectos.
Esto es también un compromiso que mantenemos con nuestra permanencia en
Granada. Digamos que es nuestra resistencia al tedio y nuestra militancia
cultural. En esto confraternamos con los compañeros de Milivingroom por
ejemplo, gente que está dedicando su tiempo y recursos a dinamizar la ciudad. O
negocios como Discos Bora-Bora, un espacio que está ofreciendo a Granada un
programación de eventos continua. Estas iniciativas hay que reconocerlas porque
sabemos del esfuerzo que conllevan y la poca recompensa que obtienen en la
mayoría de las ocasiones. En definitiva, hay que pringarse y darle vidilla a
esta ciudad, por que si no…
Grupo de Fe from Septimadireccion audiovisuales on Vimeo.
Inauguración de la exposición "Casa Pérez" en "TRN La Casa de la Palmera". |
Exposición en "TRN La Casa de la Palmera" |
Si, yo soy local local, muy
de pueblo… aunque te recuerdo eso que me decías una vez de que Loja es a Granada
lo que Brooklyn a Manhattan ¿Era así?
Cómo si desde Loja
observarais la cultura que se gestaba en Granada con más atención y feedback
que la propia cultura granadina, es algo que pasa en culturas próxima, o
incluso en las relaciones personales, se valoran más las cosas que están a
cierta distancia que las que están muy próximas. Loja es un gran vivero de
creadores de algún modo fagocitada por Granada. Lo que está claro es que Loja
es un gran foco energético creativo.
Pues si, lo es. La verdad es
que estando en Loja de adolescente se miraba Granada con deseo. No estabas en
Granada pero el trayecto en tren duraba tan poco que podías montarte sin
billete porque al revisor no le daba tiempo a pasar por tu asiento antes de llegar
a Granada. En lo musical recuerdo el circuito de conciertos y presentación de
maquetas que había en Loja en los noventa, por allí pasaban muchos grupos y eso
estimulaba a que la gente en Loja tocara. Había muchas bandas. El instituto era
un hervidero musical. Chico Muñoz, tu compañero arquitecto, manejaba un
catálogo grande y luego estaba la gente de Huétor Tajar que por entonces venían
a estudiar a los institutos de Loja. Ahí estaba el enganche con “el Espárrago”.
A través de Antonio y Francis de Monster Touring, pasando por los güeteños que venían a Loja, entraba
mucha música. Del Ayo y Tatamka eran los referentes entonces en cuanto a
bandas. Ahora toda esa escena creo que ha cambiado. Ya es más difícil ver a
bandas en directo en Loja, ni siquiera quedan pubs donde tocar, ha pasado como
en muchas otras partes.
Pero bueno, volviendo a la
cuestión de “lo local”, hoy en día no es difícil ser glocal por todo este tema de la facilidad de las conexiones
telemáticas y de transporte, etcétera. Cuando hacía la licenciatura a
principios de los dos mil, y me consta que esto ha sido así siempre, todos
pensábamos que para desarrollarnos profesionalmente tendríamos que marcharnos
mínimo a Madrid o Barcelona. Granada era una ciudad interesante y cómoda para
la época universitaria pero llegaba un momento en que parecía necesario irse a
otro sitio. Esto de vivir fuera, en otras ciudades o en otro país, también
llega a ser fundamental para tu crecimiento personal, bueno, esto es obvio, la
cuestión es que Granada tiene una dimensión que, para determinados campos,
puede agotarse rápidamente. Por otra parte, tenemos una universidad muy viva,
que atrae a la ciudad a mucha gente y potencia que se generen iniciativas que,
aunque no tengan respaldo por la institución, si las favorece. También Granada
permite todavía poder alquilar vivienda o estudios baratos, y eso compensa a
muchos artistas, y la calidad de vida en general aquí –si tienes la suerte de
poder tener trabajo– es alta. Yo me quedé aquí porque fuí afortunado y conseguí
contratos en la Universidad de Granada y apoyado en esto decidí compartir mi
tiempo de investigación y docencia con el impulso de iniciativas culturales en
la ciudad. Luego no he dejado de moverme, viajar, y establecer contactos y
trabajo con profesionales de otras ciudades y países. Y esto también evita el
peligro del localismo. Hoy puedes generar una iniciativa en la Chana y que sea
conocida y de interés en Medellín.
Si es posible que se reciba
cierto cariño de lugares más centrales, en ocasiones como si fuera algo exótico
y raro que crece en un lugar insospechado, también como un lugar de dirigir la
atención fuera de los propios círculos endogámicos que forman en las grandes
capitales culturales.
Es fácil conectar y divulgar
el trabajo. No obstante, en este asunto de la difusión existe un déficit de
Granada, y de otras ciudades de provincias, y es la dificultad para obtener la
atención de la crítica especializada. Sea por ausencia o por dejadez, lo que
ocurre en ciudades como la nuestra tiene menos foco que lo que pasa en Madrid o
Berlín. En un asunto como el de las artes plásticas sería fundamental que al
igual que hay muchos artistas aquí también hubiera críticos o comisarios que
conectaran y divulgaran las experiencias o proyectos que aquí se hacen. Esta
podría ser una tarea que debiera acometer la Universidad, formar en esta línea,
y creo que obtendríamos buenos frutos. Esto por poner un ejemplo. Y ya que
hablamos de instituciones pues tendríamos que interrogarnos sobre las políticas
culturales y programas impulsados por ayuntamiento, diputación o la obra social
de las antiguas cajas de ahorro. Y aquí nos podríamos detener un motón, y pensar qué ha hecho uno u otro por cuidar
la cultura de base en la ciudad, la que realmente crea escena e incluso
economía. Solo un apunte de actualidad, hace pocos días leía que Granada se
postulaba a la capitalidad cultural europea para el año 2031. Ahora empezarán a diseñarse dosieres
ensalzando los atributos culturales de la ciudad pero los que trabajamos aquí
sentimos una suerte de abandono desde hace bastantes años que hace que miremos
a gestos como este con estupor y cierta mala leche. Granada fue capital
cultural, un centro en la periferia durante la década de los ochenta. Aquí
teníamos programas y espacios reconocidos nacionalmente. Experiencias como el
S.I.M.A, el Festival Internacional de Teatro, el Espárrago Rock… eran
vanguardistas y ahora son mero recuerdo. Granada ha perdido casi todas sus
galerías de arte, no tiene presencia en ferias, mantenemos programas de
intervención escultórica pública extemporáneos, se han maltratado programas
como el de arte contemporáneo de Condes de Gabia, se construyen continentes sin
contenido, espacios con dificultades presupuestarias para ejecutar una
programación de calidad, no hay apoyos para la producción, para cuidar y
mantener las escenas culturales emergentes, se persiguen y cierran bares cuando
en Granada tradicionalmente han sido centros culturales que han permitido
posteriormente presumir de salud musical, etcétera. Y ahora queremos ser
Capital Cultural Europea, ¡pues a ver cómo!
Lo Glocal: piensa en lo
global y actúa en lo local. Junto con Patricia Garzón llevas a cabo Ciengramos,
un proyecto editorial fundamental en la historia reciente de la ciudad y que
navega por ese territorio que mencionas que busca crear no sólo producción
cultural local, que podría ser el objeto del proyecto de TRN de “La Casa de la
Palmera” si no también una red institucional, crítica y de difusión que la
respalde. Ciengramos se centra en cuestiones que consideráis fundamental en la
cultura glocal, ¿pero se hace más
porque es un proyecto necesario o por que es un proyecto que os apetece?
Gracias por lo de fundamental,
pero no se si es para tanto. Se hace por
las dos cosas: porque teníamos ganas de aprender el sistema editorial, nos
apetecía auto-editar y producir proyectos en formato publicación y, como pareja,
queríamos también hacer algo juntos que tuviera que ver con nuestras
profesiones. Patricia es diseñadora, así que quería meterse a definir un
catálogo de publicaciones y a probar recursos técnicos y gráficos dentro de las
reducidas posibilidades económicas que da un proyecto pequeño como el nuestro. Por
otra parte, también creemos que era un proyecto necesario para Granada. A lo
largo de estos últimos años hemos ido conociendo a mucha gente con la que
cruzamos referencias, reflexiones y visiones de la ciudad. El patio trasero de
“La Casa de la Palmera” la primera sede de Trn en la Chana se convirtió en un
punto de encuentro para la gente que le interesaba la cultura contemporánea en
la ciudad. Era 2011 y Granada necesitaba de un lugar donde poder tejer redes
culturales y en ese patio conocimos y se conocieron muchas personas que ahora
son amigos y con los que colaboramos. Por una parte estaba el programa de
exposiciones en la casa y, por otra, ese patio que sirvió para compartir
reflexiones sobre el trabajo del arte, sobre política cultural y sobre la vida
misma. Además aquello era pura diversión, la casa se abría un día cada dos
meses para presentar un proyecto expositivo y cientos de personas pasaban por
allí. Fue bonito mientras duro. Cuando dejamos la casa en la Chana, Trn estuvo
un año y pico en barbecho. Mucha gente reclamaba que siguiéramos programando
actividades, pero tras dos años abriendo la casa no nos motivaba seguir con el
mismo plan. Sí nos parecía interesante pensar que, si “La Casa de la Palmera”
había sido una experiencia importante para mucha gente, podía ser este un
ejemplo útil para que surgieran iniciativas similares. Pensando sobre todo que
se hizo con mínimos recursos. Por otra parte también nos interesaba pensar
sobre las cualidades de nuestro proyecto y encontrar referencias o momentos
similares en la ciudad que nos sirvieran de espejo. De ahí que emprendiéramos
la vuelta de Trn pero ya como proyecto de investigación y editorial.
Imágenes del libro "TRN en Casa de la Palmera", Ciengramos 2013 |
Valeriano López en "TRN La Casa de la Palmera", 2012 |
Video Presentación de la exposición Naturalidad en "TRN La Casa de la Palmera",2012
Un libro sobre TRN en la
Casa de la Palmera, Uno sobres los paisajes en transición de la Vega de Granada,
otro sobre nuestro Joseph Beuys granadino, Miguel Benlloch, otro sobre la
escena del grafiti en Granada, un par de ellos sobre el germen postfranquista
de la cultura en la ciudad, la crisis del Centro Guerrero, etc... Yo observo
un objetivo globalizador, una intención holística de investigar la cultura
reciente en Granada ¿Qué
criterio seguís para la elección de las temáticas de vuestras publicaciones?
Como te decía antes, la
labor de activismo cultural llevada a cabo en estos años nos ha permitido
conocer a mucha gente interesante y a través de ellas entrar en contacto con
iniciativas del pasado reciente que consideramos necesarias presentar porque pueden
ser relevantes para pensar nuestro presente.
Una persona fundamental para nosotros en esta tarea ha sido Miguel
Benlloch. Él es de esas personas totales en las que se cruzan el corazón y la
cabeza, la alta y la baja cultura, la cocina y la calle, y además ¡también es
de Loja! A Miguel lo adoramos. Pues él nos ha enseñado y apuntado un montón de
cosas. Seguir su vida es visitar muchos de los episodios más interesantes de
las últimas décadas de la ciudad. Así que tras hacer un primer libro homenaje a
“La Casa de la Palmera” decidimos editar un libro de textos de Miguel, pequeños
ensayos poéticos muy vinculados a sus vivencias en Granada. “Acaeció en
Granada”, que así se llama el libro, acabó completándose con un extenso dossier
de imágenes en el que presentamos buena parte de su trabajo performativo.
Nuestro último libro, el octavo ya en dos años, vuelve a Miguel, en esta
ocasión para tomar el Planta Baja como lugar desde el que explicar una época
–los ochenta– en la que Granada junto a Vigo y Madrid se convirtieron en centros
de la modernidad en este país. Y para hacer esto tuvimos la suerte de que
Miguel nos presentara a Juan Antonio (Juan Planta), que junto a Marino Martín
conformaron el trio fundador del Planta. Juan Antonio es de esas amistades
enciclopédicas, una de las personas más generosas que conocemos, una persona
inteligente, sincera, clara, pura honestidad, un tío creativo y brillante.
Hacer el libro del Planta con él nos ha permitido abrir puertas y caminos para
comprender mejor Granada. Sus cosas buenas y sus cosas malas. Y esto es lo que
queremos presentar en el libro.
Entre medias hemos trabajado cuestiones que tienen que ver con el crecimiento de la ciudad, el paisaje y el urbanismo, como fue el proyecto multidimensional Lugares al límite en el que tu también participaste en su dirección; Capital y Terruño donde se trabajó la idea de ciudad marca en un momento en que Granada se vende como una ciudad para un turismo de ocio de ínfima calidad; Dossier Ka-meh, recuperando la experiencia asociativa y creativa de la célula Gramsci de trabajadores de la cultura del PC en Granada o Escenas del Graffiti en Granada que editamos junto a Ramón Pérez Sendra para analizar de manera compleja la importancia de este lenguaje urbano en la ciudad. Ahora llegan nuevos libros, uno al que le tenemos ganas y con el que llevamos casi tres años de trabajo será una guía monumental de la ciudad, pero no una guía turística al uso, sino un trabajo con el que profundizar en como los poderes han construido iconos que condensan –como diría Benjamin– la barbarie de la cultura. Este es un trabajo colectivo dirigido por los artistas Rogelio López Cuenca y Elo Vega y lo co-editamos junto con el Centro José Guerrero. Esperamos que salga para diciembre. Ya ves, Ciengramos acaba por ser un proceso de investigación poliédrico sobre Granada y lo que nos interesa es abordarla desde puntos de vista diversos, intentando facilitar entradas para gente con intereses también diversos.
Imágenes del libro "Acaeció en Granada" sobre Miguel Benlloch, Ciengramos 2014 |
Exposición vinculada al libro Lugares al Límite, Instituto de América, Santa Fe, 2014 |
"Lugares al Límite. El paisaje en transición de la Vega de Granada", Ciengramos 2014 |
Entre medias hemos trabajado cuestiones que tienen que ver con el crecimiento de la ciudad, el paisaje y el urbanismo, como fue el proyecto multidimensional Lugares al límite en el que tu también participaste en su dirección; Capital y Terruño donde se trabajó la idea de ciudad marca en un momento en que Granada se vende como una ciudad para un turismo de ocio de ínfima calidad; Dossier Ka-meh, recuperando la experiencia asociativa y creativa de la célula Gramsci de trabajadores de la cultura del PC en Granada o Escenas del Graffiti en Granada que editamos junto a Ramón Pérez Sendra para analizar de manera compleja la importancia de este lenguaje urbano en la ciudad. Ahora llegan nuevos libros, uno al que le tenemos ganas y con el que llevamos casi tres años de trabajo será una guía monumental de la ciudad, pero no una guía turística al uso, sino un trabajo con el que profundizar en como los poderes han construido iconos que condensan –como diría Benjamin– la barbarie de la cultura. Este es un trabajo colectivo dirigido por los artistas Rogelio López Cuenca y Elo Vega y lo co-editamos junto con el Centro José Guerrero. Esperamos que salga para diciembre. Ya ves, Ciengramos acaba por ser un proceso de investigación poliédrico sobre Granada y lo que nos interesa es abordarla desde puntos de vista diversos, intentando facilitar entradas para gente con intereses también diversos.
Dossier Ka-meh, Ciengramos, 2013 |
Libro tageado por escritores de graffiti de la escena granadina, Ciengramos, 2014 |
Vuestra tirada es muy
pequeña, casi vais con la producción a cuestas, y por otro lado aprecio un
aumento de la pequeña producción editorial en un tiempo en el que incluso las
grandes editoriales hablan de los problemas para salir adelante, ¿existe la posibilidad
de mantenerse como proyecto empresarial o Ciengramos no tiene nada que ver con eso?
Ciengramos es un proyecto
doméstico, el estudio está en casa, distribuimos nosotros mismos a través de
nuestra web, dejando ejemplares en librerías o incluso llevando libros en mano
a nuestros clientes. El alcance y escala hoy de tu proyecto lo puedes gestionar
con herramientas accesibles. Nosotros nos mantenemos en cierto amateurismo, que
es algo que a mi siempre me ha interesado. Oteiza decía que cuando llegó a ser
escultor tuvo que dejar de hacer esculturas, porque si ya era escultor por qué
seguir haciendo esculturas. Entonces empezó a escribir intensamente. A mi
siempre me ha gustado hacer aquello que no se hacer e intentar también no
enamorarme mucho de las cosas, para así poder dejarlas sin trauma alguno.
Nuestro objetivo no es consolidarnos como editorial sino tener esa herramienta
para poder seguir teniendo un canal por el que vehicular ciertas cosas que nos
interesa investigar y difundir. Pero ahora estamos intentando hacer menos
libros por año, quizás dos o así. No nos
interesa crecer, ni pensamos Ciengramos como un proyecto que vaya más allá de
poder sostener la producción de un libro tras otro. También desde el inicio
limitamos los recursos que íbamos a dedicar al proyecto. Lo primero el tiempo,
Ciengramos ocupa parte del tiempo que dedicamos al ocio, así que no es mucho el
tiempo que permitimos que consuma. Por otra parte los libros debían ser
austeros. Intentamos maximizar recursos, prescindimos –muchas veces con una
pena tremenda porque nos encantan los acabados– de florituras para que los
libros den una impresión al que los consulta de “esto lo puedo hacer yo”.
Intentamos motivar a que surjan iniciativas editoriales similares e intentamos
que la excusa no sea el dinero. A mi personalmente me gustaría pensar que un
estudiante mío de la universidad al ver lo que hacemos con Ciengramos o con
otros proyectos en los que estoy involucrado siente que son cosas a su alcance,
que podría embarcarse en algo así.
POR EL CENTRO GUERRERO (2009-2011). Política cultural, crisis institucional y compromiso ciudadano, Ciengramos, 2013 |
Patricia Garzón, co-editora de Ciengramos, sostiene el libro Planta Baja 1983-1993, Ciengramos 2015 |
Y bueno, sobre lo último que
comentas pienso que el presupuesto que se dedica a cultura no es gasto sino
inversión, además que se recapitaliza con creces. Puestos a gastar, que se
dediquen grandes partidas a educación y a cultura debería ser visto como
síntoma del buen funcionamiento de un país. Esto parecería obvio, pero vemos
que no lo es. Con esto quiero decir que hay que apoyar y subvencionar las
iniciativas culturales para favorecer el enriquecimiento intelectual de nuestra
sociedad. También creo que hay que debatir de manera profunda y radical donde
debe ponerse la inversión pública en cultura. La crisis debería haber servido
para que las administraciones repensaran modelos pero no estoy muy convencido
de que esto se haya hecho. En Granada no me parece que haya un debate social
amplio al respecto. Por otra parte también es cierto que necesitamos los
agentes culturales hacer autocrítica porque hemos tenido años de vacas gordas
en los que muchos proyectos parecían hechos más que por interés o pertinencia
por un seguir la corriente del caudal que llegaba desde las administraciones.
Ahora mucho de todo esto se ha demostrado insostenible, mucha fanfarria ha
caído y, tristemente, nos hemos dado cuenta de la ausencia de planificación a
largo plazo, del poco cuidado puesto en cultivar las bases creativas, de que
las infraestructuras hechas no eran las que se necesitaban y que además ahora
éstas estrangulan los pocos recursos que quedan nada más que por el gasto de su
mantenimiento. Dicho lo cual, a mi me encanta Granada porque no dejo de conocer
a gente interesante, que asume riesgos, gente alegre y positiva que con bien
poco hacen cosas estupendas y necesarias. Por ejemplo, nosotros ahora somos
superfans de El Rapto y de toda la constelación de proyectos alrededor de esta plataforma.
Muchas cosas son contingentes, pero ellos son necesarios (un guiño a Amanece que no es poco). A mi me
gustaría ser como ellos, pero ya es tarde, se me pasó el arroz.
¿Cuáles son vuestras
referencias del mundo editorial?
Bueno es que hay un montón.
Nuestra biblioteca es grande, pero fíjate, en cierta medida concebimos
Ciengramos como un proyecto artístico que ha tomado el formato libro como
dispositivo de presentación. Aquí trabajamos bajo el paradigma de investigación
en arte y por esa vía quizás algunos de nuestro referentes vengan más por el
lado del arte que por el campo editorial. Artistas de los que ya hemos hablado
como Antoni Muntadas, Martha Rosler, Jorge Dragón, Rogelio López Cuenca, Daniel
García Andujar, Carme Nogueira, Pedro G. Romero… por citar algunas personas
próximas o con las que hemos trabajo. Esta es gente que nos interesa y que
seguimos en sus modos de hacer. Pero bueno por citarte algunos proyectos
editoriales que nos gustan especialmente podría decirte que Alias, Biel Books, Dois
Dias, Occasional Papers, Roma Publications, Mousse Publishing, Spector Books…
hacen libros que por razones diversas nos interesan. Ahora, realmente de los
que aprendemos es de gente como BNV Producciones o Mar Villaespesa, a los que
admiramos y con los que hemos podido sentarnos a compartir dudas e inquietudes.
Y nos gustan mucho los libros que diseñan Manigua o Catálogo, dos referencias
en Granada, o Gráfica Futura y los Hermanos Berenguer en Madrid y Barcelona
respectivamente, por ponerte ejemplos de estudios de diseño en los que nos
fijamos.
Haz un resumen de los proyectos en los que estás inmerso actualmente, un breve mapa de tu agenda.
En la universidad tengo en
el horizonte retos que me estimulan y me apetecen. Oportunidades para poder
seguir activando cosas en la ciudad. Con Ciengramos sacaremos un par de libros
entre septiembre y diciembre, y estamos intentando realizar un proyecto comisarial
del libro de Planta Baja para presentar la investigación relacionada al libro
en formato expositivo. Con Grupo de Fe presentaremos La gitana superdotá de Valeriano López en octubre y nos ponemos a
trabajar en las dos siguientes producciones para sacarlas a lo largo de 2016.
Con Transductores tenemos visitas pendientes en Brasil y seguimos vinculados a
procesos en algunas ciudades españolas. Con Sobre Lab, una plataforma que hemos
montado en la universidad junto a Marisa Mancilla, David Arredondo, Domingo
Campillo y Antonio Zúñiga estamos preparando una batería de actividades en
torno al eje práctica artística y política editorial y trabajamos para sacar en
junio el segundo numero de nuestra revista, ¡y yo que sé! no pienso más que me
agobio. Lo que espero es poder dedicarle más tiempo al amor y a los amigos.